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miércoles, 19 de octubre de 2022

¿PORQUÉ DIOS PERMITE QUE SUFRAN LAS PERSONAS BUENAS?AS BUENAS?

¿POR QUÉ DIOS PERMITE QUE SUFRAN LAS PERSONAS BUENAS? Todos conocemos a personas que están pasando por situaciones difíciles, ya sea por enfermedad, por perder un ser querido, problemas familiares, falta de empleo, de casa o sustento, que han sufrido en manos de la delincuencia o de injustica, etc. Sabemos que en muchas ocasiones esas personas que sufren son gente que no le hace daño a nadie, cuando les pasa algo es difícil entender y explicar por qué les suceden esas cosas, ¿por qué Dios permite que sufran? Y si vemos de forma más amplia muchos se preguntan si vale la pena ser buenos, entendiéndose por ser un buen ciudadano, un buen cristiano que cumple con sus obligaciones en su familia, en su sociedad y con su Iglesia, ¿acaso el ser bueno no cuenta? ¿Por qué a los delincuentes, a los malos, a los que son pecadores parece irles tan bien? Les platico algo que acabo de vivir estos días, fui al banco cerca de mi casa, al estacionar mi coche sobre la banqueta salude a Don Néstor, un viejecito que está en una silla de ruedas, le falta una pierna y tiene secuelas de un accidente vascular cerebral o embolia, él vende paletas de dulce para sostenerse, siempre que lo veo platicamos un rato le compro una paleta dejándole dinero de más y termina regalándome una paleta para mi esposa y para mis hijas, es una buena persona, pues bien les comentaba, hace unos días lo salude y le pregunte ¿Cómo está Don Néstor? él con voz quebrada en lágrimas me dijo “Estoy muy mal, una señora me acaba de robar todo mi dinero que tenía en mi cubetita”, traté de tranquilizarlo y me quedé con él platicando y viendo que se fuera calmando, le dejé algo de dinero y me fui de ahí con una rabia e impotencia de lo que habían hecho con un pobre ancianito que dignamente busca su sustento y que una mala persona no le importó nada y lo lastimo y le robó lo poco que tenía, a un viejecito , una persona con discapacidad que no tuvo la forma de defenderse ,una persona buena. Y pensé ¿Cómo es posible que ya no se respete ni siquiera a personas tan indefensas? La verdad me sentía con mucha frustración queriendo hacer algo, eso me hizo pensar mucho y acudir a quien me calma, me ayuda a ver con perspectiva todo lo que sucede y me hace ver el sentido de las cosas, así que me puse a platicar con Dios para pedirle por ese viejecito, pero también por esta sociedad y mundo moderno tan deshumanizado y falto de valores en los que ya no hay respeto ante nada y se pisotean los derechos de los más débiles e inocentes. Nuestra sociedad que en la búsqueda de poder, dinero y un hedonismo desbordado ha optado por excluir a Dios de sus vidas y como resultado vemos la gran crisis de valores y el tipo de personas que no les importa robar a un anciano, matar a un bebe inocente que aún no nace, pervertir a un niño con ideología de género o induciéndolos a la drogadicción, con familias que de facto no son sino la causa de esas personas faltas de valores, incluso en nuestra propia Iglesia donde se está dando traicionar la doctrina de Cristo y quienes deberían defenderla promueven herejías y modernismos en Sínodos o espacios que se supone son reservados para guiar al pueblo de Dios y no perderlo. Pero como Católicos, hijos de Dios ¿qué debemos pensar, hacer y creer de todo esto? Lo primero es entender que Dios no es el que nos ha puesto una trampa y quien nos causa males, achacarle a Dios lo malo que sucede en el mundo como enfermedades, guerras, y crisis de valores es desconocer realmente lo que es Dios para nosotros, dice la Sagrada Escritura “Dios no hizo la muerte ni se goza en la pérdida de los vivientes. Pues El creó todas las cosas para la existencia» (Sab 1, 13-14), recordemos que fue el hombre quien traicionó a Dios, y lo desobedeció, y que nuestros primeros padres fueron los que con su acto de desobediencia introdujeron en nuestras vidas y existencia todos los males, que anidaron en la vida del hombre como consecuencia de lo que hicieron Adán y Eva. La muerte , la enfermedad y los males son consecuencia de este acto primigenio de nuestros padres Adán y Eva, y detrás del todo pecado y desobediencia a Dios está el Maligno, es el verdadero enemigo, el acusador de nuestros hermanos y de nosotros mismos, que busca condenarnos para alejarnos eternamente de Dios el sumo bien. El hombre fue dotado de libre albedrío para que escogiera entre el bien y el mal, y esas decisiones y sus consecuencias es de lo que ahora nosotros vivimos y vemos que pasa, así será para cada uno de nosotros al momento de tomar una decisión que en nuestra libertad nos acerca o nos aparta de Dios. No sé si ustedes hayan leído el libro de Job en la Biblia, es maravilloso ver como Dios confía y actúa con amor a su siervo Job a pesar de las pruebas y de todo lo que ha sufrido , la respuesta de Job siempre cautiva , “Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá, El Señor me lo dio , el Señor me lo quitó, bendito sea su santo nombre” (Job 1,21) Satanás como el acusador del hombre busca hacernos todo el mal posible y se vale de todo lo que sabe nos puede hacer renegar y apartarnos de Dios al creerlo como la causa del mal, sin embargo en nosotros mismos debemos buscar la forma de no alejarnos del sumo bien ,el acercarnos a Dios debe de prepararnos para la lucha y la prueba, pues también nos enseña Cristo que “Si alguno quiere seguirme niéguese a sí mismo que tome su cruz y me siga” (Mt 16,24; Lc 9,23) Por experiencias previas en mi vida que supongo la mayoría de nosotros ha pasado, siempre que hay un problema tratamos de solucionarlo, resolverlo de la mejor forma lo que nos pasa, pero en muchas ocasiones eso no es tan simple o incluso no es posible, cuando nos rodea la enfermedad, los fracasos, los problemas, incluso la muerte de nuestros seres más queridos y cercanos creemos que se acaba el mundo y que no tiene sentido nada Buscar la solución y la respuesta no es sencillo, pero debemos centrarnos en el verdadero origen y solución de los problemas, debemos acudir a Dios quien sabemos es la fuente de todo bien, quien le puede dar sentido a todo eso que padecemos, podemos pensar que no merecemos sufrir, que es un encarnizamiento con nuestra vida y un sinfín de pensamientos e ideas que nos llenan de angustia, pero que en lugar de explicar el mal, nos alejamos de quien puede levantarnos y darle sentido a todo. Cuando nos centramos en nosotros, en nuestra humanidad podemos simplemente desesperar hundiéndonos en el pesimismo y en la angustia pues al centrarnos en nosotros, creyéndonos el centro del mundo, se nos olvida que somos simples granos de arena en el basto universo, que nosotros no lo hicimos, que no controlamos realmente aspectos tan esenciales de nuestra vida como nuestra salud o la existencia misma, eso pasa cuando sacamos de la ecuación de nuestro mundo a Dios. Otra de las cosas que suceden es que siempre vemos la connotación negativa de los males y no vemos que son oportunidad de santificación , si asociamos a Dios nuestros problemas, si junto con él tomamos nuestra cruz y nos abandonamos a su voluntad, entonces todo tiene sentido , el poder ver que en el mismo mal que sufrimos Dios nos llena de su gracia y fortaleza, quizá sea para nuestra propia santificación, quizá sea para reparación de tanto que ofende el mundo al Señor, quizá sea para purificar nuestros pecados y acciones en vida , ya sea por nosotros o por los demás debemos ofrecerlo a Dios quien siempre acepta un corazón contrito y arrepentido y le da las gracias necesarias para no perderse. Dios es el origen de todo, nuestro Padre y creador, y al mismo tiempo es la fuente del sumo bien, si queremos sanar, sentirnos seguros y felices ¿Qué debemos hacer? Pues acudir a quien sí tiene el poder de cambiar nuestras vidas y darles sentido pleno a nuestra existencia. Otra cosa que sirve es ver en perspectiva que los males, tropiezos que suceden pueden ser un camino de santidad, o quizá una forma de la cual el Señor se vale para santificarnos y perfeccionarnos, pero ¿cuantos realmente ofrecen sus penas y sufrimientos por Dios y por los demás? Se nos olvida lo que dice la Palabra de Dios, “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo tome su cruz y sígame”, no dejemos pasar y desaprovechar eso que nos lastima, nos causa angustia, pues recordemos que, como dice el Salmista, “un corazón contrito y humillado tu no lo desprecias Señor” (Sal 51,19). Estamos llamados a ser luz del mundo y sal de la tierra, no nos extrañe persecuciones, problemas, traiciones, guerra total contra nosotros los hijos de Dios, estamos llamados a la batalla, nuestras vidas y almas dependen de ello , más aún la vida de nuestros hermanos están en juego, la salvación de todos, si no acudimos y nos entregamos totalmente al Señor de la vida y de la gracia, entonces nada tiene sentido, nuestro sello al ser hijos de Dios y soldados de Cristo es que tendremos que luchar contra el mundo esperando la gracia de que el Señor Dios nos vea con ojos de misericordia. Cuando alguien desespere por problemas, cuando veamos sufrir a personas buenas es una oportunidad de acompañar, reconfortar, dar consejo y esperanza, guiar y ser luz para esas personas en la oscuridad, dar testimonio que aun en las peores situaciones no estamos solos y que Dios nos da las fuerzas para salir adelante y que nunca nos da algo superior a nuestras fuerzas, y si lo tenemos a Él nada nos impedirá llegar a la gloria eterna. Retomando el libro de Job una frase que me recuerda, me sirve para enfrentar las adversidades que tiene la vida del hombre “Militia est vita hominis super terram, et sicut dies mercenarii dies ejus.” (Job 7,1), “Milicia es la vida del hombre sobre la tierra, y como días de mercenario son sus días”, cada día es una batalla, cada día es luchar por nuestro Dios, las pruebas ,los males son ese campo de batalla y el Señor de los ejércitos les da esas batallas a sus mejores guerreros y nunca los deja solos, no desesperemos en nuestro amor a Dios y al prójimo rechacemos todo mal, todo pecado de nuestro corazón, lo peor apenas viene, pero estemos en gracia y preparados a dar el buen combate, recordemos siempre que Cristo nos dice algo contundente “Yo he vencido al mundo”(Jn 16,33) estamos del lado vencedor aunque parezca que el mundo y el maligno van ganando , solo se resisten a su derrota, pero no prevalecerán. Laus Deo Virginique Matri.

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