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sábado, 28 de septiembre de 2019

SOY UN SOLDADO DE CRISTO.




SOY UN SOLDADO DE CRISTO

Fui reclutado en mi bautismo cuando ingresé a las filas del ejército de Dios, por ese bautismo soy hijo, heredero del Reino de los cielos, donde mi Padre celestial gobierna el universo.
En mi Confirmación me hice oficialmente soldado del Señor de los ejércitos con obligación de dar la vida si fuera preciso por defender su Iglesia y la fe que nos ha sido confiada.
Me he nutrido del Santísimo Sacramento que alimenta mi alma y mi cuerpo, dándome la gracia necesaria para perseverar en la amistad con Dios mi Señor.
He recurrido a la Confesión para limpiar mi alma de las infidelidades que cometo cuando mi ser corrupto y pecador traiciona la misión encomendada, y por este sacramento de la Penitencia renuevo mi amor y fidelidad para lidiar el buen combate.
Tengo por Madre a la Santísima Virgen María a quien fui consagrado por mis padres terrenales y de quien he aprendido siempre  “hacer lo que Dios diga” y entregarme a la voluntad y divina providencia incondicionalmente, para ser fiel a mi Señor Jesucristo, y con el rezo del Rosario obtenga gracias, y  me haga ver que tengo que orar a Dios en desagravio de las ofensas que recibe, por la Iglesia y mis hermanos más necesitados.
Estoy bajo el mando del glorioso Arcángel San Miguel quien al grito de “Quis ut Deus” retó a Satanás a combate para derrotarlo en nombre del Altísimo, y es mi general , sigo sus colores y su bandera en la lucha contra los enemigos de Dios y de su Iglesia, ya sean humanos o espíritus, mi guía y fortaleza en mi comandante me alienta en el buen combate al que he sido llamado, no temeré al león rugiente, no temeré al áspid venenoso, no temeré al dragón enfurecido, no temeré las fauces de las bestias, no temeré la mordedura de la serpiente, no temeré al demonio terrorífico porque mi Señor y mi Dios me protege y con la Virgen como protectora y San Miguel Arcángel como guía entablaré la lucha hasta los últimos instantes de mi vida en que mi alma abandone este  cuerpo satisfecho de haber cumplido con mi servicio a mi Dios y mi Iglesia.
Mi Señor me ha fortalecido con su fuerza y su poder, me he revestido con las armas de Dios, he ceñido mi cintura con la verdad, me he puesto la coraza de la justicia y dela fe (1 Tes 5,8), me calcé los pies con el celo por el Evangelio de la paz, me embracé el escudo de la fe para detener los venablos y dardos encendidos del odio del Diablo y sus esbirros, protejo mi testa con  el yelmo de la salvación para que no crea yo que algo es por mí mismo, sino que todo me viene del Señor, tomo con mis manos la espada del Espíritu y defenderé a capa y espada mi fe y mi Iglesia seguro que Dios es mi fortaleza y mi refugio.( Ef 6,10-20)me puse  como túnica vestidos de venganza (Is 59,17)
No dejaré el combate ni daré la espalda al enemigo, pues todo lo tengo por nada para poder ganar a Cristo (Flp 3,8-9) .
Trataré de emular al príncipe de la milicia celestial, el glorioso Arcángel San Miguel, enfrentado al enemigo y si a causa de mi indignidad y pecados soy abatido, me levantaré nuevamente e implorando el perdón y la fortaleza de Dios seguiré luchando sin denuedo.
 Soy hijo de Dios Altísimo, soy soldado de Cristo, soy hijo de María Santísima, milito en el ejército bajo las órdenes de mi comandante San Miguel Arcángel para terror  y espanto de los enemigos de Dios y de su Iglesia.
Sé que estoy solo en mi trinchera, sé que los enemigos me rodean, sé que dentro de nuestra Iglesia hay traidores a la fe de Cristo y que se han entregado al enemigo, pero yo no lo haré, mi alma arde de fuego por amor a Dios y a mis hermanos, serviré hasta agotar mis fuerzas y me dispondré a entregar mi alma al Creador cuando me sea requerida, y solo pido que las ánimas benditas del purgatorio, que los Santos y Mártires del cielo, que mis ancestros que viven en la gloria, que la Iglesia militante eleven una oración por mi alma para que alcance misericordia de Dios y mi alma juzgada tenga por abogados poderosos a la Virgen María, San Miguel Arcángel y todos los Santos y Santas del Señor.
 “Militia est vita hominis super terram, et sicut dies mercenarii dies ejus.” (Job 7,1)
“Milicia es la vida del hombre sobre la tierra, y como días de mercenario son su días.”

En el día de los gloriosos Arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel, pido servir a Dios en su milicia y que su ejemplo me robustezca la fe y me ayude a librarme de mis enemigos.
A la Inmaculada Virgen María le pido que salve nuestra patria y conserve nuestra fe.
A mi Señor Jesucristo le suplico que me deje estar siempre a su lado, y pelear al lado del Arcángel Miguel contra las huestes infernales, tanto las que están fuera como dentro de nuestros propios muros (Ap 12,7-8)
Soy Soldado de Cristo, por eso digo eternamente


¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE!
¡VIVA SAN MIGUEL ARCÁNGEL!
¡VIVA MÉXICO!
¡QUIS UT DEUS!

Manuel Cuevas  Miles Christi