EL SIMBOLISMO DEL OLIVO Y DEL ACEITE DE OLIVA EN EL CRISTIANISMO
Tanto el aceite de oliva como el olivo son elementos que poseen gran significado dentro de la religión cristiana. El olivo es símbolo de paz y reconciliación al identificarse con la paloma que trajo en su pico una ramita de olivo a Noé tras el diluvio universal, significando la reconciliación de Dios con los hombres. Asimismo, cuando Jesús de Nazaret entró en Jerusalén, el pueblo judío le recibió con ramas de olivo. Ésta es una tradición que se ha perpetuado hasta la actualidad y es rememorada cada Domingo de Ramos cuando la población acude a bendecir sus ramos de olivo a la iglesia, y que posteriormente cuelgan en sus balcones o en las cabeceras de sus camas como símbolo religioso.
La muerte de Jesús y el drama del Calvario también están en relación con el olivo puesto que fue hecho preso mientras oraba en el Huerto de los Olivos, también denominado Gethsemani en hebreo, cuyo significado es “prensa de aceite”. Este lugar es concebido por el catolicismo como lugar de redención cuando Jesús entendió que Dios estaba a su lado y aceptó en su interior su pasión. En el cristianismo el olivo también se identifica con la victoria, el triunfo de la vida sobre la muerte, por ello los primeros cristianos ornamentaban sus tumbas con ramos de olivo.
El huerto de los olivos es uno de los escenarios del inicio de la Pasión de Cristo
El aceite de oliva es uno de los cuatro símbolos más importantes del cristianismo, junto con el pan, el vino y el agua. La relación del aceite de oliva con el cristianismo se establece desde los orígenes de esta religión tal como muestra el libro del Éxodo: “El Señor dijo a Moisés: -Toma perfumes de gran precio, cinco kilos de mirra en grano, dos kilos y medio de cinamono, dos kilos y medio de caña de olor, cinco kilos de acacia y tres litros y medio de aceite de oliva. Con estos ingredientes harás el aceite de la unción santa […] También ungirás a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que estén a mi servicio como sacerdotes. A los israelitas les dirás: Este será el aceite de unción santa en todas vuestras generaciones […] el que lo derrame sobre un laico (el aceite de oliva) será excluido de su pueblo”. (Éxodo, 30: 22-33).
La muerte de Jesús y el drama del Calvario también están en relación con el olivo puesto que fue hecho preso mientras oraba en el Huerto de los Olivos, también denominado Gethsemani en hebreo, cuyo significado es “prensa de aceite”. Este lugar es concebido por el catolicismo como lugar de redención cuando Jesús entendió que Dios estaba a su lado y aceptó en su interior su pasión. En el cristianismo el olivo también se identifica con la victoria, el triunfo de la vida sobre la muerte, por ello los primeros cristianos ornamentaban sus tumbas con ramos de olivo.
El huerto de los olivos es uno de los escenarios del inicio de la Pasión de Cristo
El aceite de oliva es uno de los cuatro símbolos más importantes del cristianismo, junto con el pan, el vino y el agua. La relación del aceite de oliva con el cristianismo se establece desde los orígenes de esta religión tal como muestra el libro del Éxodo: “El Señor dijo a Moisés: -Toma perfumes de gran precio, cinco kilos de mirra en grano, dos kilos y medio de cinamono, dos kilos y medio de caña de olor, cinco kilos de acacia y tres litros y medio de aceite de oliva. Con estos ingredientes harás el aceite de la unción santa […] También ungirás a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que estén a mi servicio como sacerdotes. A los israelitas les dirás: Este será el aceite de unción santa en todas vuestras generaciones […] el que lo derrame sobre un laico (el aceite de oliva) será excluido de su pueblo”. (Éxodo, 30: 22-33).
La unción del rey David por parte del profeta Samuel fue con aceite de oliva sagrado.
Así pues el aceite de oliva sirvió para ungir a sacerdotes dotándoles de autoridad, gloria y responsabilidad, actuando en nombre de Dios y del Espíritu Santo. El honor de ser ungidos también se otorgó a reyes y monarcas confirmándoles el poder y la fuerza procedente de Dios. David, el segundo de los monarcas del Reino de Israel es ungido rey con aceite de oliva por el profeta Samuel, tal como nos narra la Biblia (Sam.16:13.). Esta tradición de ungir a los monarcas fue retomada en época medieval por los reyes francos, quienes denominaron a la ceremonia “consagración”. El aceite de oliva sagrado se almacenaba en la “Ampolla Sagrada” que había sido traída por un ángel durante el bautizo del rey Clodoveo por San Remy y se custodiaba en la catedral de Reims.
No obstante, la tradición de la unción y el uso del aceite de oliva en rituales religiosos proceden del paganismo y es anterior al cristianismo. Ya en Egipto los sacerdotes ungían a la estatua representación del dios para asearla y purificarla. También la religión griega y romana emplearon el aceite de oliva en los sacrificios y ofrendas a sus dioses.
De igual forma el aceite de oliva significa la curación de la enfermedad. Este uso del aceite sagrado como elemento de sanación ya se constata en la época de las catacumbas cristianas. El aceite ardía en las tumbas y era considerado como una reliquia por los peregrinos que llegaban hasta el lugar y recogían en pequeñas ampollas. Testimonio de ello es la colección de estas pequeñas botellitas de plata que se conservan en la catedral de Monza (Italia) traídas desde Oriente como presente a la reina Teodolinda a finales del siglo VI d. C. y que contenían el aceite de los santos mártires.
En la medicina popular es habitual encontrar ejemplos de cómo las gentes realizaban ritos curativos con aceite de oliva de las lámparas sagradas de las iglesias. Un ejemplo conocido es el caso de Miguel Pellicer (siglo XVII) protagonista del “Milagro de Calanda”, quien tras ver amputada su pierna acudía diariamente al Templo del Pilar en Zaragoza y procedía a ungirse con aceite de oliva de las lámparas sagradas el muñón de su rodilla para paliar su dolor. La leyenda cuenta que tras pasar cerca de dos años en Zaragoza, el joven regresó a Calanda. Fue allí cuando la noche del 29 de marzo de 1640 la Virgen del Pilar le restituyó su pierna. Sea cierto o no este relato, da muestra de cómo la creencia popular de las propiedades sanadoras del aceite de oliva estaba realmente extendida.
El aceite de oliva ha estado muy presente en los sacramentos y en la liturgia cristiana desde los orígenes de esta religión hasta la actualidad. Con el aceite de oliva se preparan tres tipos de óleos sagrados: el óleo de los enfermos, el óleo de los catecúmenos, y el Santo Crisma. Tal cómo indica la Biblia, únicamente el aceite de oliva virgen era la materia apropiada para elaborar los santos óleos sagrados.
El primero de los aceites bendecidos, el óleo de los enfermos, está destinado al sacramento de la Unción de Enfermos o Extremaunción. Una de las primeras referencias de la Biblia al uso de aceite sobre los enfermos aparece en el Nuevo Testamento en el libro del apóstol Santiago: “¿Hay alguno enfermo entre vosotros? Haga llamar a los presbíteros de la comunidad y oren sobre él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor” (Sant. 5:14). En este sacramento se entiende el aceite de oliva como medicina, que consolará y fortalecerá al enfermo. En última instancia simboliza la sanación definitiva que llegará con la resurrección.
La unción de enfermos con aceite de oliva
Uno de los tres tipos de óleos sagrados está destinado a administrar el sacramento de la unción de enfermos
El óleo de los catecúmenos está destinado a los actos de exorcismo que pretenden alejar al cristiano del mal y del pecado. Se utiliza en la ordenación sacerdotal para el servicio divino y en la consagración de los monarcas. También prepara a los que van a ser bautizados para el rito, exorcizándolos y preparándoles para renacer en el amor de Cristo.
El Santo Crisma es un óleo mezclado con algún bálsamo o aroma como fragancia simbólica y para facilitar su distinción con el resto de óleos. Este aceite de oliva está destinado al sacramento de la Confirmación, el obispo traza una cruz con el aceite sobre la frente del cristiano simbolizando la donación del Espíritu Santo. El Santo Crisma también se emplea para la ordenación y consagración de presbíteros y obispos; a los presbíteros se les ungen las manos mientras que al obispo se le unge la cabeza. El bautismo es otro de los sacramentos donde hace presencia el óleo sagrado del Santo Crisma, tras el baño de la cabeza se unge con aceite de oliva la coronilla del bautizado. Igualmente el Santo Crisma se emplea en la consagración de los objetos simbólicos como son el cáliz y la patena.
Los Santos Óleos que serán bendecidos el Jueves Santo
En ocasiones se emplean combinaciones de dos óleos. Es lo que sucede en el sacramento del bautismo como se ha explicado anteriormente. También se emplea el Santo Crisma con el óleo de los enfermos para bendecir nuevas campanas. En estos casos el Crisma se extiende por la parte exterior de la campana, mientras que con el aceite de los enfermos se unge el interior de la campana.
Los Santos Óleos son bendecidos cada año el día de Jueves Santo en la celebración de la llamada “Misa Crismal”. Este es un día trascendente para el catolicismo ya no sólo por bendecir los sagrados óleos sino porque se da una renovación de las promesas sacerdotales. La misa es oficiada en cada diócesis. En el Vaticano, en la Basílica de San Pedro, el Papa celebra la Santa Misa Crismal, en ella el sumo pontífice de la iglesia católica bendice los sagrados óleos. Para dicha celebración, el aceite de oliva que será bendecido procede de Aragón, en España, concretamente desde nuestra empresa Sabor Artesano se hacen llegar anualmente cien litros de aceite de oliva virgen extra, "Sursum Oleo" .
El Santo Crisma debe ser consagrado, es decir, convertirlo en sagrado. En cambio, el óleo de los enfermos y el óleo de los catecúmenos únicamente debe ser bendecido, término que procede del latín bene dicere cuyo significado literal es “hablar bien” que podría entenderse como enaltecer. Los encargados de consagrar el crisma son los obispos de cada diócesis, únicamente en caso especiales podría hacerlo un presbítero. Posteriormente este aceite se reparte a cada parroquia y son los titulares de cada una de ellas los encargados de custodiar los aceites sagrados y administrarlos en los sacramentos oportunos.
Estos aceites deben ser renovados cada año, en caso de que no se hayan acabado pueden emplearse para quemar en las lámparas de aceite de la iglesia. La iluminación es otra de las funciones que la Biblia y el cristianismo otorgan al aceite de oliva. En el Levítico (24:2-4) se explica: “El Señor habló a Moisés: Ordena a los hijos de Israel que hagan traer para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para que arda en las lámparas de manera continua […] las dispondrá Aarón desde la tarde a la mañana delante del Señor; es ordenanza perpetua para todas las generaciones. Sobre el limpio candelero pondrá siempre ordenadas las lámparas de aceite delante del Señor.” Las lámparas de aceite de oliva simbolizan la luz en el mundo que guiará a los cristianos por un mundo de sombras.
fuente: www.sabor-artesano.com
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