EL TRIGO Y LA CIZAÑA
El trigo es una planta que es útil y es usada para alimento
desde tiempos milenarios, es la fuente y origen del pan ,es tan importante en
la alimentación humana que se considera como sinónimo de alimento y es usado en
la elaboración de la hostia, en la eucaristía cristiana.
La cizaña es también una planta gramínea que crece en las
mismas zonas donde crece el trigo y se considera una maleza de ese cultivo. La
similitud entre estas dos plantas es tan grande, que en algunas regiones la
cizaña suele denominarse "falso trigo”, dicha planta suele ser parasitada
por un hongo tóxico, el cual suele producir una toxina que se acumula en el
grano. Es por ello que no es recomendable consumir dicho grano o combinar
harinas en las que se encuentre harina de cizaña, ya que suele ser venenosa.
Es difícil diferenciar el trigo de la cizaña, son muy
parecidos y por eso se espera el tiempo de la cosecha para separar la semilla
buena de la mala.
Como les decía, el trigo es benéfico y necesario y la cizaña
puede ser tóxica e incluso mortal, esa diferencia fue por la que probablemente
fue usada por N.S. Jesucristo en una parábola.
En estos tiempos vemos que en nuestra Iglesia convive mucho
trigo y cizaña, a veces podemos creer que deberían ser arrancados esos malos
pastores, y católicos que dejándose llevar por el modernismo, el relativismo
claudican ante las tesis del mundo pero se olvidan de lo que enseña Dios a
través de su Iglesia, por ello es necesario recordar lo que dice la Palabra de
Dios y saber que Nuestro Señor Jesucristo hablaba mucho en parábolas, con el
fin de enseñar sobre el reino de los cielos, podemos leer que dice en el
Evangelio según San Mateo en el capítulo 13,24-43:
<<En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la
gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla
en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en
medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga
apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo:
"Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la
cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le
preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les
respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el
trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a
los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y
el trigo almacenadlo en mi granero.” Les propuso esta otra parábola: «El reino
de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta;
aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las
hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros
a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a
la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que
todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin
parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré
mi boca diciendo parábolas; anunciaré los secretos desde la fundación del mundo.»
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le
acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo
del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del
reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es
el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo
mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo
del Hombre enviará sus ángeles y arrancarán de su reino a todos los corruptos y
malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar
de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su padre.
El que tenga oídos, que oiga.»
Bueno pues ahí está la Palabra de Dios, retomando la parte
de la parábola del trigo y la cizaña podemos ver que Cristo identifica a ambos
elementos con lo que acontece en nuestra vida, el sembrador es el hijo de Dios,
el mismo Jesús, el campo es el mundo, la vida que tenemos en nuestros
ambientes, la buena semilla son los hijos de Dios, su pueblo, su Iglesia.
La cizaña es sembrada por el enemigo, Satanás, la cizaña
pretende asemejarse a la buena semilla pero es tóxica, es venenosa y a veces no
podemos distinguirlos tan fácilmente, y por lo que nos dice Dios, nace y crece
entre nosotros, habla Jesús de que en nuestra vida crecerán juntos tanto justos
como pecadores, hijos de Dios e hijos del maligno, esperamos el tiempo de la
cosecha que será el fin del mundo y los ángeles de Dios separarán los buenos de
los malos.
El P Juan Pablo Esquivel en una homilía, nos decía que
Cristo ha sembrado en nuestro corazón la buena semilla, la vida eterna, y la
regó con las aguas bautismales el día que comenzamos a ser cristianos, pero
nosotros con nuestros pecados hemos abierto la puerta al enemigo y él siembra
la semilla de la muerte, así en cada uno de nosotros. en cada hombre y mujer
del mundo luchan una batalla sin tregua, el bien y el mal, la luz y la oscuridad,
la vida y la muerte, la gracia y el pecado, y el campo de batalla es el corazón
de cada hombre y mujer, Cristo ya ha ganado la guerra ,Satanás está derrotado
para siempre, pero esa victoria de Cristo tiene que hacerse efectiva en cada
uno de nosotros en la batalla de cada día, y de toda la vida, para que Cristo
triunfe en nuestro corazón, para que limpios de cizaña seamos trigo limpio de
Cristo, y esto es una tarea de cada día, de cada obra, de cada momento, por eso
se requiere paciencia por eso también nosotros podemos caer en la actitud de
los criados "Señor quieres que arranquemos la cizaña? No sería bueno
borrar de la tierra a todos los malos y que queden solo los buenos? Por qué esperar
hasta el fin del mundo? por qué no juzgar ,ejecutar y condenar ahora a todos
los malos?"
De hecho ,la lengua de algunos se parece mucho a una espada
que juzga, condena y ejecuta definitivamente a las personas sin darles jamás la
posibilidad de conversión y etiquetándolos con rótulos prácticamente
imborrables.
Cantas veces se oye decir, "fulano es así no cambiará
jamás" ,"esta persona no tiene arreglo", "genio y
figura" ,etc,etc. este es el juicio que el Señor prohíbe en el Evangelio porque
es el definitivo, el juicio definitivo o final es solo de Él y por eso
formularlo es un pecado terrible que usurpa los derechos que solo son de Dios.
Trigo y cizaña, maldad y buena voluntad están tan arraigados
en el corazón de cada hombre que si queremos separarlos con una pureza total
corremos el riesgo de quedarnos sin nada
Quién puede asegurar que haya alguien tan absolutamente malo
como para no convertirse, no tenemos la seguridad ni siquiera de que Judas
Iscariote el traidor que entregó a Jesús esté en el infierno, pudo haberse
arrepentido en el último instante de su vida ,aun el hombre más perverso más
pecador de corazón más duro puede cambiar y así lo demuestra la historia de
tantos pecadores terribles que después terminaron siendo santos, san Pablo de
perseguidor de la Iglesia se transformó en Apóstol de la misma, San Agustín
después de una vida moral renegrida en el pecado llegó a ser un santo Obispo y
Doctor de la Iglesia, Santa María Magdalena y así tantos, en realidad este solo
argumento bastaría para poner severamente en entredicho la posibilidad de
aplicar la pena de muerte ,si porque nosotros tantas veces somos así queremos
justicia con pena de muerte, y muchas veces esta justicia en realidad tiene más
de venganza, por que decimos "queremos justicia!" pero en realidad
suena a "Queremos que los revienten!!" , cada uno de nosotros
experimenta cada día en el propio corazón la bondad y la maldad que nos
tironean para lados opuestos.
¿Qué dice el dueño del campo de todo esto?
No arranquen la cizaña todavía, porque en la confusión
podrían arrancar también el trigo ,esperen, tengan paciencia hasta la cosecha,
solo en el juicio final Dios en persona juzgará separando a buenos y malos
prolongando su paciencia hasta ese día para que todos tengan oportunidad de
convertirse, ya llegará el día terrible en que hasta los ángeles mismos
temblaran de espanto viendo el destino de quienes no aprovecharon el tiempo de
la paciencia divina , por eso también a nosotros el Señor nos ordena esperar
,tener paciencia, no pronunciar juicios definitivos sobre los demás porque él
llama y da la oportunidad de la conversión a todos, cada día y en cada momento,
Dios mismo es quien da la corona de gloria después de que hemos ganado la
batalla de la propia vida , por eso la Iglesia no canoniza a ninguna persona
viva por santa que sea o parezca ni tampoco condena al infierno ni siquiera al
más terrible malvado que mientras viva tiene oportunidad de convertirse ,pues
mientras hay vida hay esperanza.
¿Cuál es entonces nuestra tarea? El Evangelio nos invita a
tener paciencia comenzando por la paciencia más difícil, si la paciencia con
nosotros mismos, con nuestros pecado viejos, que nos proponemos pero nos cuesta
cambiar, con nuestros errores e imperfecciones , solo siendo pacientes con
nosotros mismos podremos ejercer paciencia con los demás , señalando los
errores ajenos con humildad, recordando que nosotros también tenemos los
nuestros, ,vigilando para que en nuestro corazón brote la buena semilla ,no
dejándonos llevar por los malos ejemplos, sino dando buenos ejemplos a los
demás para infundirles esperanza, aconsejando e incluso reprendiendo al que
obra mal que es distinto de condenar, pero como un hermano, no como un enemigo
, recordando nuestra carencias y orando cada día para que el bien triunfe en
nuestro corazón y en el de todo el mundo.
Termina la reflexión del Padre Juan Pablo Esquivel con esta
cita de San Juan XXIII en su "Decálogo de la Serenidad"
"Solo por hoy seré agradable tendré el mejor aspecto
que pueda, me mostraré cortes, seré generoso, no encontraré defectos en nada y
no intentaré dirigir ni modificar la vida del prójimo"
Que interesantes y bien fundamentadas tus publicaciones!.GRACIAS
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