CADENAS DE ORACIÓN
EXTIRPANDO LA SUPERSTICIÓN EN LOS CATÓLICOS: LAS LLAMADAS CADENAS DE ORACIÓN o PIRÁMIDES ¿ESTA CLASE DE ORACIONES LAS PROMUEVE LA IGLESIA? SEGÚN EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, LA SUPERSTICIÓN ES UN PECADO CONTRA EL PRIMER MANDAMIENTO PORQUE ATRIBUYE A COSAS PODERES QUE SOLO LE PERTENECEN A DIOS.
- UN CATÓLICO PREGUNTA: Fray Nelson, hace días recibí un correo de una persona conocida. Hasta donde entiendo es algo que está circulando mucho por Internet y que dicen que el Padre Ignacio dice más o menos así:
"Padre Ignacio es el cura sanador de Rosario, es excelente y cura realmente, ha hecho muchos milagros de sanación... Rezar hace bien... sé que escogí a mis doce personas, y estoy segura que recibiremos fortaleza, sabiduría, paz y luz divina. Esta es una novena del padre Ignacio, que empezó el 10 de Enero de 2005 y todavía no se ha roto... cuando la recibas, reza un Avemaría y has un pedido especial....verás lo que sucede al cuarto día de haberla recibido..." Y otra que decía: "Si escribes AMEN, te aseguro que hoy tendrás un milagro".
Mi pregunta es: ¿Esta clase de prácticas son católicas? ¿Promueve la Iglesia que se hagan esas "cadenas de oración"? ¿No es verdad que se parecen mucho a otras "pirámides" en que uno tiene que escoger personas para que la cadena siga y "no se rompa"?
- RESPUESTA POR FRAY NELSON MEDINA :
Debo decirte que yo mismo he recibido esas historias de la Novena del P. Ignacio, así como otras prácticas que no deberían ser tan malas, porque están invitando a orar, pero que en realidad sí hacen mucho daño y hay que evitarlas por las siguientes razones:
1. Lo más pernicioso es aquello de: "A LOS TANTOS DÍAS VERÁS UN MILAGRO..." “SI ESCRIBES AMÉN TE ASEGURO QUE HOY TENDRÁS UN MILAGRO”
¿En dónde nos ha enseñado la Iglesia semejante barbaridad? ¿Cuándo se ha visto que a Dios se le pongan plazos? Lo que la Sagrada Escritura nos enseña es exactamente lo contrario como leemos en el libro de Judit, cuando los ancianos y jefes de Israel fueron donde esta santa mujer. El relato va así:
Vinieron y ella les dijo: «Escuchadme, jefes de los moradores de Betulia. No están bien las palabras que habéis pronunciado hoy delante del pueblo, cuando habéis interpuesto entre Dios y vosotros un juramento, asegurando que entregaríais la ciudad a nuestros enemigos si en el plazo convenido no os enviaba socorro el Señor. ¿Quiénes sois vosotros para permitiros hoy poner a Dios a prueba y suplantar a Dios entre los hombres? ¡Así tentáis al Señor Omnipotente, vosotros que nunca llegaréis a comprender nada! Nunca llegaréis a sondear el fondo del corazón humano, ni podréis apoderaros de los pensamientos de su inteligencia, pues ¿cómo vais a escrutar a Dios que hizo todas las cosas, conocer su inteligencia y comprender sus pensamientos? No, hermanos, no provoquéis la cólera del Señor, Dios nuestro. Si no quiere socorrernos en el plazo de cinco días, tiene poder para protegernos en cualquier otro momento, como lo tiene para aniquilarnos en presencia de nuestros enemigos. Pero vosotros no exijáis garantías a los designios del Señor nuestro Dios, porque Dios no se somete a las amenazas, como un hombre, ni se le marca, como a un hijo de hombre, una línea de conducta. Pidámosle más bien que nos socorra, mientras esperamos confiadamente que nos salve. Y él escuchará nuestra súplica, si le place hacerlo.» (Judit 8,11-17)
2. En segundo lugar, ¿conocemos acaso los planes del Señor? Supongamos que una persona está enferma. Lo más natural es que quiera curarse, pero Dios puede tener otros planes, incluyendo la posibilidad de llevarlo a la gloria eterna. Alguien reza con la cadena esa que va de email en email. ¿Ahí qué sucede? ¿Tendrá Dios que posponer su plan, el plan de su sabiduría, porque nosotros estamos haciendo tal o cual devoción "infalible"? El profeta Isaías nos enseña:
“¿Quién midió las aguas en el hueco de su mano, con su palmo tomó la medida de los cielos, con un tercio de medida calculó el polvo de la tierra, pesó los montes con la báscula, y las colinas con la balanza? ¿Quién guió al Espíritu del SEÑOR, o como consejero suyo le enseñó? ¿A quién pidió consejo y quién le dio entendimiento? ¿Quién le instruyó en la senda de la justicia, le enseñó conocimiento, y le mostró el camino de la inteligencia? He aquí, las naciones son como gota en un cubo, y son estimadas como grano de polvo en la balanza; he aquí, El levanta las islas como al polvo fino. El Líbano no basta para el fuego, ni bastan sus bestias para el holocausto. Todas las naciones ante El son como nada, menos que nada e insignificantes son consideradas por El. ¿A quién, pues, asemejaréis a Dios, o con qué semejanza le compararéis? (Isaías 40,12-18)”
3. El modelo de oración que tenemos es el que nos regaló Jesucristo, y en él lo que se dice es que esperemos como hijos amados en la voluntad de nuestro Padre del Cielo. El tono de nuestra oración debe ser entonces algo como lo que nos inspira el salmo 19:
“La ley del Señor es perfecta, es consolación del alma, el dictamen del Señor, veraz, sabiduría del sencillo. Los preceptos del Señor son rectos, gozo del corazón; claro el mandamiento del Señor, luz de los ojos. El temor del Señor es puro, por siempre estable; verdad, los juicios del Señor, justos todos ellos, apetecibles más que el oro, más que el oro más fino; sus palabras más dulces que la miel, más que la miel del panal. Por eso tu servidor se empapa en ellos, gran ganancia es guardarlos. Pero ¿quién se da cuenta de sus yerros? De las faltas ocultas límpiame. (Salmo 19,7-12)
4. Hay casos incluso peores que lo de la cadena de oración citada en la pregunta de hoy. En otras cadenas se habla de amenazas y castigos si uno rompe la cadena. Ese lenguaje va directamente en contra de lo que nos enseña Cristo y lo que aparece en toda la Biblia:
que la razón de nuestra confianza en Dios no está en nada nuestro, pues somos todos pequeños y pecadores, sino en la misericordia y la gracia del Señor. Escribe san Pablo:
“Nadie será justificado ante él por las obras de la ley, pues la ley no da sino el conocimiento del pecado. Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y los profetas, justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia alguna; todos pecaron y están privados de la gloria de Dios - y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente, en el tiempo de la paciencia de Dios; en orden a mostrar su justicia en el tiempo presente, para ser él justo y justificador del que cree en Jesús. ¿Dónde está, entonces, el derecho a gloriarse? Queda eliminado. ¿En virtud de qué ley? ¿La de las obras prescritas en la Ley? No. Por la ley de la fe. (Romanos 3,20-27)
Invito, pues, a todos a JAMÁS difundir o poner amén en esa clase de cadenas "super-eficaces" aunque parezcan muy católicas. Detrás de ellas hay un pensamiento que en el fondo es pura superstición y que está gobernado por el deseo de conseguir lo que uno quiere y gobernado por el temor de no hacer tales o cuales acciones so pena de castigos y desgracias. Nuestra fe es distinta. Como decía Santa Catalina de Siena, refiriéndose a la Orden de Predicadores, así decimos nosotros de nuestra fe, que es "amplia, perfumada y alegre." (Tomado de Fray Nelson):
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- DICE EL SACERDOTE: MARIO MONTES MORAGA: SOBRE LAS CADENAS DE ORACIÓN
A nuestras casas, ya sea por carta o por el correo electrónico, o en las redes sociales llegan con cierta frecuencia ciertos mensajes que nos invitan a iniciar o continuar una cadena de oración. Prometen grandes bendiciones en caso de seguirlas con fidelidad, o presagian alguna desgracia para quien la interrumpa.
Algunas de ellas provienen de diversas partes del mundo y mencionan a renglón seguido los casos afortunados de personas que siguieron la cadena o las desgracias que les sucedieron a quienes la interrumpieron o no quisieron continuarlas. Cuando se oferta premio o castigo, eso es superstición.
Muchas de esas cadenas nos invitan a la oración y a propagar la oración entre nuestros amigos, familiares y conocidos. No hay duda que éstas ofrecen un buen testimonio de la necesidad que todos y todas tenemos de hacer oración.
Pero ofrecer la condena o la desgracia o el premio seguro, no va de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia.
La oración es una fuerza liberadora que permite elevar al cristiano para contemplar a Dios y conocer la voluntad de Él sobre su vida.
En la oración, decía el Papa Juan Pablo II, se realiza la experiencia viva de la promesa de Cristo: ´El que me ame, será amado de mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él´ (Jn 14, 21). Se trata de un camino sostenido enteramente por la gracia de Dios, que requiere un intenso compromiso espiritual y que encuentra también dolorosas purificaciones (la noche oscura), pero que llega, de tantas formas posibles, al indecible gozo vivido por los místicos como ´unión esponsal´… ( Novo Millenio Ineunte N.º 33).
La oración, por lo tanto, es una actividad del amor a Dios, una forma de poner en práctica nuestra condición de hijos e hijas. En la oración amamos a Dios y somos amados por Él y el amor no se alimenta con premios y castigos. Su alimento es simplemente buscar el mayor bien de la persona amada. En la oración se busca amar más a Dios, para que Dios sea más amado. Es una acción espontánea que no busca la recompensa o huir simplemente del castigo, como lo proponen las cadenas de oración.
La perseverancia en la oración, motivada por el amor y no por presión de ninguna clase, es un camino a la salvación eterna. Decía Santa Teresa de Jesús: “Dadme un cuarto de hora de oración cada día y os daré el Cielo. Un alma que persevera en la oración, se asegura la propia salvación”. La constancia en la oración, durante toda la vida, es prenda de la gracia de la perseverancia final.
Las cadenas de oración, ciertamente, inician en la oración o trato con Dios, pero sólo de una manera temporal. Después de que desaparece el tiempo del compromiso, mantenido por la presión del “premio” o del “castigo” ofrecido, desaparece la necesidad de orar. De allí que son cadenas de oración que oprimen, que hacen pesada y fatigosa la carga de orar, cuando en realidad deberían servir para dar alas al cristiano para alcanzar más rápido el Reino que Dios ha prometido.
Y esta expresión del amor al Padre Celestial no puede reducirse a una acción tan específica, como la de orar para no ser castigado o el orar para ser premiado. Los santos y santas, hombres y mujeres que se han dedicado a la oración, saben que el amor que se contempla en la oración, no se transmite sólo con palabras.
Es cierto que podemos orar por varias necesidades. Es la oración de súplica, la que hace que elevemos nuestro ser entero hacia Dios y reconociendo nuestra miseria, ponemos en las manos del Dios providente y Bueno aquello que deseamos en nuestro corazón: a lo mejor la curación de un enfermo, la solución a una penuria económica o la paz en nuestras familias.
Pero esta oración de súplica se ha de realizar siempre buscando que se cumpla la voluntad de Dios, cuando es verdadera oración (véase Mt 26,39.42). Cuando se ponen condiciones en estas oraciones de súplica, como muchas veces sucede en las cadenas, no podemos hablar de una verdadera oración, sino de superstición Esas pseudo cadenas de oración más bien nos atan, nos esclavizan y nos oprimen con sus condiciones para hacerlas. No pueden ser entonces verdaderas oraciones cristianas.
De forma que lo mejor es hacer nuestra oración a Dios, con la única condición de confiar en su amor, de alabarlo, de bendecirlo por su amor hacia nosotros, porque Él es infinitamente bueno y sabe lo que necesitamos. De reconocer que todo lo que somos y tenemos viene de Él…que desea lo mejor para sus hijos e hijas en este mundo. Pero nunca “presionándolo” para que realice lo que deseamos simplemente, sino para ponernos en sus manos, nuestra vida y nuestros destinos, “como un niño en brazos de su madre” (cf. Sal 131,2).
Alejate de cadenas con premios o castigos eso no es de Dios. (Tomado del Padre Mario Montes Moraga).
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- EN RESUMEN: ATENCIÓN ESTE TIPO DE CADENAS ES SUPERSTICIÓN: Hablar de una nueva moda supersticiosa, las famosas cadenas de oración que se dan por las redes sociales, e-mail, con textos o imágenes que contienen cierto lenguaje supersticioso por muchas imágenes que contengan. Esto podemos apreciarlo cuando notamos que estas sugieren al destinatario de una supuesta "bendición prometida" de un "Amen". Esas cadenas de oración más bien nos atan, nos esclavizan, nos oprimen con sus condicionantes. No son verdaderas oraciones cristianas.
En la oración amamos a Dios y somos amados por Él, nos comunicamos con El y El con nosotros, pero el amor no busca la recompensa o huye del castigo, como lo proponen las cadenas de oración. Es cierto que podemos orar por las necesidades, pero esta oración se debe hacer buscando que se cumpla la voluntad de Dios. Cuando dicen si haces esto si haces aquello...si pones amén, o Copia esta oración 10 veces y obtendrás.... eso solo tiene un nombre "chantaje a Dios" y pura superstición, ¿es que a un cristiano por que se le ocurrió decir si pones “amén” ¿se cumplirá?, o si haces tal cosa, o si rezas tal otra.... ya con eso crees que Dios está obligado,.... orar para no ser castigado o el orar para ser premiado, eso es pura superstición, se ora para hablar con Dios. Decía Santa Teresa del Niño Jesús “Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría”. San Juan Damasceno decía “La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes”. Lean lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica Sobre la Superstición.
Catecismo de la Iglesia Católica, 2111.
La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf Mt 23, 16-22).
SEGÚN EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, LA SUPERSTICIÓN ES UN PECADO CONTRA EL PRIMER MANDAMIENTO PORQUE ATRIBUYE A COSAS PODERES QUE SOLO LE PERTENECEN A DIOS.
Después de que pusiéramos en muchos grupos lo de las Cadenas de Oración, por algunas respuestas y reacciones que han tenido alguno, me he dado cuenta que muchos católicos están mas liados en esto de los que parecía. De verdad me da mucha pena ver a miles de personas en facebook, instagram.... etc... perdiendo el tiempo en mensajes supersticiosos como estos:
- "Esta oración....se reza quince días. A los ocho días después de hecha esta oración, se alcanza lo que se pide por difícil que sea."
- "Escribe Amén y hoy te aseguro que tendrás un milagro";
- "No ignores esto y te aseguro que hoy estarás bendecido";
- "Si tu crees en su gran poder, Comenta amen si aceptas la bendición que tiene para ti ahora mismo."
¿Dios mio, a que estamos jugando los católicos? ¡No se dan cuenta que eso es pura y dura Superstición! y aún mas doloroso es ver como piensan que son ciertos ese tipo de mensajes, como si los que hacen estos mensajes, por muy bonitos que sean, sometieran la Voluntad de Dios al que se le ocurrió hacer el mensaje en cuestión y a los que lo reciben muchos creen en la gracia o milagro que van a recibir por decir amen o algo parecido. Me da mucha pena ver todo eso ¿como puede creer alguien en estas tonterías? Pues si .... y muchos y ahí los tienes con sus miles de Amenes.
Cuando me animé a hacer el post principal es por que este asunto me preocupa y mucho. Por eso preferí dar mi opinión muy corta en el resumen, y que la carga de la prueba residiera en otros dos artículos de dos sacerdotes católicos. Pero aún así, parece que muchos le cuesta entender o al menos aceptar que estan en algo que no es católico.
Ya lo he escrito antes pero lo voy a repetir: Simplemente hay que tomar el catecismo de la Iglesia Católica y lo que dice muy claramente 2111.
Una cosa es compartir pedidos de oración diciendo reza por esto o por aquello o de verdaderas novenas con otras personas, y por tanto hacer oraciones intercesoras, cadenas que nos llaman a la oración y que se lo digamos a nuestros amigos, familiares y conocidos para que recemos una oración, un rosario, una novena, por su persona e intenciones, en eso no hay nada malo, es mas, es una necesidad de que recen por nosotros y nosotros por los demás. Y otra muy diferente este sistema de haz esto y ale milagrito que te crió que lo digo yo. Ofrecer una desgracia o un premio seguro, eso en ninguna manera es doctrina buena ni cierta de la Iglesia. Hay que ser un poco mas adultos en la fe. Además tenemos la obligación moral de intentar evitar que los demás comentan el error de caer en estas prácticas supersticiosas que nada tiene de católicas, y además es una obligación de Caridad fraterna el corregir este error.
CARTA DE UN SACERDOTE SOBRE LAS CADENAS DE ORACIONES
Padre Javier L. de Guevara. Asesor Espiritual del Movimiento de Cursillos de Cristiandad del Arz. de Córdoba.
Queridos amigas y amigos:
Preocupado por las constantes 'Cadenas de Oración' que me llegan, sobre trabajo, prosperidad, ángeles, la Virgen, Madre Teresa de Calcuta entre otras, con oraciones lindas, pero que terminan 'condicionando', el tener que mandarlas a otras personas, ofreciendo premios o sorpresas milagrosas al segundo o cuarto día, o exigiendo mandar a la Virgen rápido fuera de nuestro hogar para que pueda circular, le pedí al Padre Adolfo Franco, me diera su opinión y escribiera al respecto y aquí les mando su respuesta:
"Esto de las cadenas de oración es una ABERRACIÓN, que va en contra de la fe; es querer manipular la Providencia de Dios, que por ser de Dios actúa libremente, y que no está sujeta a condiciones (como 'envíe esto a diez personas') ni está enviando amenazas ('si no lo hace le sucederá todo lo contrario").
Y lo malo es que lo envían personas que deberían tener más formación cristiana; la fe cristiana destierra las amenazas y no acepta los tabúes.
Podrían leer entre otros, el texto del Deuteronomio cap. 18, versículos 10-12.
Esas fórmulas que hay en esas cadenas, tratan de convertir a Dios en una receta: haz esto, más lo otro y te resultará un beneficio, si no lo haces se convertirá en una maldición.
Creer en Dios, en su paternidad y en su providencia, es algo muy diferente; no se trata de asegurarnos las cosas mediante 'nuestros recursos', sino sólo la seguridad de quien sabe que está en las manos de Dios".
Ojala esto les sirva para parar esas cadenas...
Un abrazo y mis oraciones
Padre Juan José
NOTA : ESPERO QUE DE UNA VEZ POR TODAS SE ENTIENDA: NO A LAS CADENAS...Y NO SE SIENTAN CULPABLES POR NO ENVIAR LAS DE ORACIONES A DIOS, A LA VIRGEN ETC?
Propaguemos el amor de Dios sin condicionamientos, libremente, como Jesús nos enseñó.
NO A LAS CADENAS. ESO NO ES DE DIOS.
Fuente: Fray Nelson Medina
Padre Mario Montes Moraga
Padre Javier L. Guevara
Catecismo de la Iglesia Católica
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