SOY UN SOLDADO DE
CRISTO
Fui
reclutado en mi bautismo cuando ingresé a las filas del ejército de Dios, por
ese bautismo soy hijo, heredero del Reino de los cielos, donde mi Padre
celestial gobierna el universo.
En mi
Confirmación me hice oficialmente soldado del Señor de los ejércitos con obligación
de dar la vida si fuera preciso por defender su Iglesia y la fe que nos ha sido
confiada.
Me he
nutrido del Santísimo Sacramento que alimenta mi alma y mi cuerpo, dándome la
gracia necesaria para perseverar en la amistad con Dios mi Señor.
He recurrido
a la Confesión para limpiar mi alma de las infidelidades que cometo cuando mi
ser corrupto y pecador traiciona la misión encomendada, y por este sacramento
de la Penitencia renuevo mi amor y fidelidad para lidiar el buen combate.
Tengo por
Madre a la Santísima Virgen María a quien fui consagrado por mis padres
terrenales y de quien he aprendido siempre
“hacer lo que Dios diga” y entregarme a la voluntad y divina providencia
incondicionalmente, para ser fiel a mi Señor Jesucristo, y con el rezo del Rosario
obtenga gracias, y me haga ver que tengo
que orar a Dios en desagravio de las ofensas que recibe, por la Iglesia y mis
hermanos más necesitados.
Estoy bajo
el mando del glorioso Arcángel San Miguel quien al grito de “Quis ut Deus” retó
a Satanás a combate para derrotarlo en nombre del Altísimo, y es mi general ,
sigo sus colores y su bandera en la lucha contra los enemigos de Dios y de su
Iglesia, ya sean humanos o espíritus, mi guía y fortaleza en mi comandante me
alienta en el buen combate al que he sido llamado, no temeré al león rugiente,
no temeré al áspid venenoso, no temeré al dragón enfurecido, no temeré las
fauces de las bestias, no temeré la mordedura de la serpiente, no temeré al demonio
terrorífico porque mi Señor y mi Dios me protege y con la Virgen como
protectora y San Miguel Arcángel como guía entablaré la lucha hasta los últimos
instantes de mi vida en que mi alma abandone este cuerpo satisfecho de haber cumplido con mi
servicio a mi Dios y mi Iglesia.
Mi Señor me
ha fortalecido con su fuerza y su poder, me he revestido con las armas de Dios,
he ceñido mi cintura con la verdad, me he puesto la coraza de la justicia y
dela fe (1 Tes 5,8), me calcé los pies con el celo por el Evangelio de la paz,
me embracé el escudo de la fe para detener los venablos y dardos encendidos del
odio del Diablo y sus esbirros, protejo mi testa con el yelmo de la salvación para que no crea yo
que algo es por mí mismo, sino que todo me viene del Señor, tomo con mis manos
la espada del Espíritu y defenderé a capa y espada mi fe y mi Iglesia seguro
que Dios es mi fortaleza y mi refugio.( Ef 6,10-20)me puse como túnica vestidos de venganza (Is 59,17)
No dejaré el
combate ni daré la espalda al enemigo, pues todo lo tengo por nada para poder
ganar a Cristo (Flp 3,8-9) .
Trataré de
emular al príncipe de la milicia celestial, el glorioso Arcángel San Miguel,
enfrentado al enemigo y si a causa de mi indignidad y pecados soy abatido, me
levantaré nuevamente e implorando el perdón y la fortaleza de Dios seguiré
luchando sin denuedo.
Soy hijo de Dios Altísimo, soy soldado de
Cristo, soy hijo de María Santísima, milito en el ejército bajo las órdenes de
mi comandante San Miguel Arcángel para terror
y espanto de los enemigos de Dios y de su Iglesia.
Sé que estoy
solo en mi trinchera, sé que los enemigos me rodean, sé que dentro de nuestra
Iglesia hay traidores a la fe de Cristo y que se han entregado al enemigo, pero
yo no lo haré, mi alma arde de fuego por amor a Dios y a mis hermanos, serviré
hasta agotar mis fuerzas y me dispondré a entregar mi alma al Creador cuando me
sea requerida, y solo pido que las ánimas benditas del purgatorio, que los
Santos y Mártires del cielo, que mis ancestros que viven en la gloria, que la
Iglesia militante eleven una oración por mi alma para que alcance misericordia
de Dios y mi alma juzgada tenga por abogados poderosos a la Virgen María, San
Miguel Arcángel y todos los Santos y Santas del Señor.
“Militia est vita hominis super terram, et sicut dies
mercenarii dies ejus.” (Job 7,1)
“Milicia es
la vida del hombre sobre la tierra, y como días de mercenario son su días.”
En el día de
los gloriosos Arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel, pido servir a Dios
en su milicia y que su ejemplo me robustezca la fe y me ayude a librarme de mis
enemigos.
A la
Inmaculada Virgen María le pido que salve nuestra patria y conserve nuestra fe.
A mi Señor
Jesucristo le suplico que me deje estar siempre a su lado, y pelear al lado del
Arcángel Miguel contra las huestes infernales, tanto las que están fuera como
dentro de nuestros propios muros (Ap 12,7-8)
Soy Soldado
de Cristo, por eso digo eternamente
¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE!
¡VIVA SAN MIGUEL ARCÁNGEL!
¡VIVA MÉXICO!
¡QUIS UT DEUS!
¡QUIS UT DEUS!
Manuel Cuevas Miles Christi
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